Me rindo... por hoy.

Alguien me dijo hace poco tiempo que creía que yo necesitaba sufrir por alguien de vez en cuando, que no podía estar tranquilita en mi casa, sin pensar en nadie o llorando. Y estoy empezando a pensar que es verdad. Ni sé por qué estoy confesando esto aquí, debe ser porque sé que llegarán en cualquier momento y yo podré irme a mi clase de baile que tanto bien me hace y entonces dejaré esto a medias y sin publicar. Si alguien está leyendo esta absurda explicación, es porque nada de eso sucedió. En fin. Qué más da si ya todos alguna vez lo pensaron.

Siempre me estoy metiendo en la pata de los caballos. Gratis y hasta por gusto lo hago. No, la verdad no es tan así, es algo que no puedo controlar. Bueno, yo creo que nadie puede controlar en quien fijarse. Es algo que va más allá de lo que puedas calcular. Sin duda alguna.




Creo que me arrepentí de escribir lo que iba a escribir. No quiero ventilar mis sentimientos que más de alguno adivinó y siempre negué. Perdón señor voyerismo. Hoy no te prenderé velitas.

P.S.: Todavía no llegan y no pasó lo que antes había dicho. ¿Ven? Siempre hay más de dos opciones en todo orden de cosas.


Alma en alma. Pena en pena.