Heartbeats.


Quiero que sepas lo que pasa por mi cabecita. Quiero que sepas lo que siento cuando pienso en ti. Quiero que me malinterpretes y que me tengas miedo por ser como soy hasta que termines de leer estas líneas.


No busco conquistar. No busco nada sobre lo que tú puedas pensar. Sólo quiero que llegue a ti tu yo que está dentro de mí.


Esto me había pasado una vez solamente. Una sola vez había sentido que me enredaba con pensamientos y que me perdía en esa confusión. Bueno, esa vez sí me perdí y tuve que espinarme para poder encontrar la salida. Definitivamente es mejor pagar con heridas que con la vida.


Uno siempre tiene dos opciones para enfrentar un dilema y yo siempre tendí a tomar la que no me conducía a la felicidad, la que me llevaba a sufrir por alguien en quien no debía gastar un solo pensamiento… ¡Más encima sufrir por alguien! Ni siquiera por consecuencias de algún acto propio o porque se me olvidó llevar una toalla. No. Tenía que ser por alguien para hacer todo más difícil. Pero como dicen, la experiencia es la que enseña y, por lo tanto, no volveré a tropezar con la misma piedra. No esta vez.


Eres tan diferente a mí. Eres demasiado diferente a todas las personas que he conocido y que recuerde. Eso es lo que hace que me atraigas tanto. Eso es lo que hizo que no quisiera que te alejaras de mí desde que te escuché hablar la primera vez. No te conocía pero instantáneamente te hice un esbozo en mi cabeza. Al principio tenía miedo de equivocarme en cuanto a lo que se me antojó de ti. Miedo. ¿Miedo? Pero hace unos días descubrí que no me equivoqué, que eras tal y como tus ojos te reflejaban. Y es que eres tan transparente que a través de tu piel pude ver cómo eras por dentro. Quizás aún me impacta que seas así y por eso estoy escribiendo esto en tu honor, para confundirme y confundirte, pero a la vez para que descubras que no soy tan extraña y bilateral como la armadura que suelo usar frente a los demás.


No busco conquistar. No busco nada sobre lo que tú puedas pensar. Sólo quiero que llegue a ti tu yo que está dentro de mí y que por fin está saliendo.


Es injusto que yo te sepa tanto y tú tan poco a mí. Es como si fueras demasiado emisor pero muy poco receptor. Durante el tiempo en que si estiraba mi mano chocaba en el aire en que acababas de respirar, quise (y quiero) salir de mi armadura, no por capricho, no por confundir las cosas, no porque quiera llegar a donde sé que no puedo, sino porque siento que fuiste parte de mi realidad anteriormente y no quiero que te alejes otra vez. El verte y tratar de hablarte fue un primer paso. Este es el segundo y espero no sea el último.


La amistad es una etiqueta para lo que pienso de ti. No me gusta el concepto en sí pero si es necesario, lo utilizaré y me familiarizaré con él. Esto de ser amigo de alguien y que ese alguien sea tu amigo es tan relativo… Pero una cosa es cierta y tengo clara dentro de todo este revoltijo de ideas: me gusta ver feliz a los seres especiales que cruzan mi camino, así es que si debo hacerte cruzar por él una y mil veces lo haré solo por el hecho de tratar de aportar con un pequeño arcoiris a la máquina que está creando tu felicidad.


Yo de mi visita a ti sí esperaba algo y ese algo sí llegó. Y es que logré que mi armadura soltara su yelmo para así poder mirarte a los ojos y en ese instante concluir: “Tenía razón. Tú no eres de este mundo, lo que te hace merecer lo mejor de cada uno de los que estamos a tu alrededor, de los que llegamos atraídos por lo que llevas en tu interior.”


No buscaba conquistar. No buscaba nada sobre lo que tú pudieras haber pensado. Sólo quería que llegara a ti tu yo que estaba dentro de mí y que, creo, ya lo tienes.





¿Es necesario que te diga que puedes confiar en mí tanto como sé que yo lo puedo hacer en ti?



© Copyright Reserved Here I Am | Design by: Yoshz | Converted into Blogger Templates by Theme Craft